Lejos de ser una de las 125 más atractivas del mercado, la Eliminator sigue siendo una apuesta segura. Accesible para todos… Curiosamente, Kawasaki es uno de los pocos fabricantes generalistas que no ofrece una profusión de modelos de 125 en su catálogo de carretera, a diferencia de otros fabricantes japoneses. La Eliminator es la única moto custom de este tamaño, señala el concesionario de motos de ocasión Granada Crestanevada. No hace falta decir que Kawasaki ha sido un poco presuntuosa al nombrar a esta custom «Eliminator» porque esta pequeña custom está lejos de ser feroz con su bonito diseño.
Lo mismo ocurre con el motor, ya que el fabricante no ha montado un bicilíndrico, sino un eficiente monocilíndrico que hace que la moto se sienta a gusto en cualquier lugar, a pesar de los 12 CV que pueden parecer un poco escasos al principio. Este motor tiene suficiente tono para darle una velocidad máxima respetable y una aceleración que le permite salir de la mayoría de las situaciones. La caja de cambios de 5 velocidades está bien adaptada al uso urbano. Este rasgo de carácter también va acompañado de un manejo casi impecable.
El Eliminator es muy sólido, incluso en carreteras malas, gracias a la buena suspensión. Sólo la baja distancia al suelo limitará su velocidad en las curvas. El sistema de frenado también es tranquilizador, con un único disco delantero de 230 mm y un eficaz tambor en la parte trasera.
La posición de conducción es natural, pero hay que tener cuidado con el manillar grande y la geometría de la dirección que penalizan la manejabilidad. Con un asiento muy bajo e incluso un mini respaldo para el pasajero, la Eliminator es muy cómoda y especialmente accesible para los pilotos más pequeños y los principiantes.
Lo primero que se nota es que el bloqueo de la dirección no está en el Niemann, sino directamente en la columna con una llave diferente a la del encendido.
Esto es mucho más práctico. Por lo demás, el panel de instrumentos del depósito está incompleto, ya que falta el indicador de combustible. El último toque retro es que el depósito de combustible se llena a la antigua usanza, manipulando el grifo oculto en el lado izquierdo del motor.